Memoria de
Sta. Teresa del Niño Jesús, v. y dra.
Anti(pos)modernos
españoles, mi nuevo ensayo que acaba de aparecer en
la Editorial Sindéresis, intenta trazar algunas líneas alternativas de nuestro
pensamiento literario contemporáneo. Entrando en debate con la conocida obra de
Antoine Compagnon, sus capítulos recogen el perfil de ensayistas, narradores y
poetas cuya posición política y estética desafía las etiquetas ideológicas más
rígidas. La nómina incompleta y personal seleccionada muestra la riqueza «conservadora»,
«secreta» y «cronoclasta» de una reflexión que ha puesto en jaque la asociación
de modernidad y progreso en nombre también de la libertad y la tradición. Aunque
los nombres de Ángel Ganivet, Wenceslao Fernández Flórez, Rafael Sánchez-Mazas,
José María Pemán, Juan Ramón Masoliver, Julián Ayesta, Luis Rosales, Álvaro
Cunqueiro, Ramón Gaya, José Jiménez Lozano, Miguel d’Ors, Julio Martínez
Mesanza, Juan Manuel de Prada y Enrique García-Máiquez no agotan un panorama
amplio y complejo, bastan para representar unos principios y unas virtudes
artísticas y morales que han forjado una parte sustancial de la personalidad
histórica y cultural de España en el último siglo.
***
No responde este volumen al género estricto de
un ensayo académico y, sin embargo, tampoco se conforma con adaptar el recurso
de la antología de artículos. Anti(pos)modernos españoles es un croquis
por donde respiran maneras de escribir la realidad histórica y de leer las
experiencias del tiempo que aquella ha logrado crear. Quisiera ser tomado simplemente
por un opúsculo o, como mucho, por un libelo.
Suele definirse el primero como una obra
científica o literaria de poca extensión. La obra científica puede ser
literaria por una cuestión de estilo. Aunque no practique las archinormas
genéricas con que los códigos universitarios actuales han logrado aherrojarla, la
obra científica también debería volver a ser literaria por un diseño de
construcción que la singularice, sea cual sea su modalidad o su alcance.
El opúsculo guarda así un trasfondo que limita
con el libelo, tanto por su condición de libro pequeño como además por la de escrito
que infama a alguien o algo. De modo indirecto y breve, el nuestro denigra que
se denigre por defecto unos modos de hacer literatura. En su heterogeneidad
política, social y cultural han experimentado a fondo con no pocos de los
artificios imaginativos que, al delinear una parte sustancial y olvidada de su
memoria sentimental, forman parte de la historia literaria y crítica española.
Su brevedad esquemática ojalá consiga mantener el tono de una polémica
matizada.
Etimológicamente, preliminar remite a un
umbral en el momento previo a que alguien lo traspase. Sin embargo, entrar en
una casa no es simplemente desplazarse de un espacio a otro, de un afuera a un
adentro. Dijo Gaston Bachelard: “El hombre es el ser entreabierto”. Añadió que nuestra vida es el relato de las puertas que se abren y de las
que se cierran y de las que quisiéramos volver a abrir. En el trazado de ese límite,
donde se asoman los autores que se propone estudiar, desean moverse estas
páginas.
***
Con este breviario abro
un nuevo itinerario. No abandono el monasterio. Me inclino sobre el escritorio
y me pongo a rumiar en odres viejos vino nuevo, o al revés. No dejo de meditar
si no debiera mantenerme en silencio evitando la tentación polígrafa. Me
consuelo – o lo intento- con que en el principio era la Palabra y no el
Silencio. Sin la Palabra no podríamos descansar en el Silencio. Nos rodearía el
rumor ensordecedor del Caos o el eco vacío de la Nada a la espera de que el Espíritu
creador diese razón de ellos. La verdad de todo libro llega después, en
el silencio que sus palabras han podido engendrar. Tras los autores de Anti(pos)modernos
españoles late, secreta y cronoclasta, la sombra de mi conservadurismo: la
lectura como espacio paradisiaco.
***
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