Memoria de
Santa María Reina
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El Triunfo de Santo Tomás de Aquino, Andrea da Firenze (1366-67) |
Mientras sigo
dándole vueltas a mi Oficio de lectura, he empezado a leer un opúsculo
delicioso de Josef Pieper, El ocio y la vida intelectual, por sugerencia
de mi amigo Carles Llinàs. En realidad, se trata de una colección de cuatro ensayos
que la editorial Rialp acabó recopilando en un solo volumen y que ha sido
reeditado en los últimos sesenta años hasta nueve veces. He quedado atrapado en
la cita que encabeza la segunda parte titulada «¿Qué significa filosofar?» y
que viene puesta bajo la autoridad de Santo Tomás: “El motivo por el que el
filósofo se asemeja con el poeta es que los dos tienen que habérselas con lo
maravilloso”.
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No debería extrañar
la perplejidad que esas palabras suscitan entre los comentarios españoles de
Pieper. Se insiste que el alemán las atribuye al Aquinate, sin que sea posible
rastrearlas en su obra. Se solventa remitiendo en abstracto a la Suma de
Teología o a las diversas exposiciones tomistas de los libros de Aristóteles,
en especial a la Metafísica.
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Comprendo el malestar
neotomista. Por un lado, Pieper equipara y no jerarquiza la actitud del poeta y
del filósofo. Por otro, contra la tentación iconoclasta que ronda a menudo al
neotomismo (“la imagen mancha el concepto”), sitúa el quehacer filosófico en el
umbral no solo del «asombro» o de la «admiración» sino de lo «maravilloso».
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Como esta nota no es
filológica sino monástica, no he logrado encontrar la cita en alemán. Si algún
lector es capaz de proporcionarla, confirmará o desmentirá la interpretación que
me lanzo a proponer. Porque lo maravilloso presupone el asombro, pero no
necesariamente al revés. Lo maravilloso contiene un punto de misterio, que no necesariamente
de oscuridad, que requiere del filósofo dotes poéticas. ¿Quién sabe si no
resuena en la cita lejanos ecos de las reflexiones de los poetas
románticos, como Novalis?
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¿Es compatible esta
hibridación moderna con el pensamiento del Aquinate? ¿O es una atribución forzada,
en un sentido que podríamos calificar de germánico? Que “el filósofo se asemeja
al poeta” quiere decir que ni se opone a esta figura ni simplemente la supera.
De algún modo, debe participar de sus poderes, aun sin identificarse con él. No
se subordina, pero tampoco se separa del todo. Hasta cierto punto la actitud
filosófica misma acabará cruzándose en el camino del poeta que no tendrá más
remedio que contar desde entonces también con las dotes filosóficas para enfrentarse a lo maravilloso.
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Hace ya bastantes
años escribí un artículo sobre la presencia de Aristóteles y Santo Tomás en la obra
de George Steiner que publicó Gregorianum. Al leer la cita de Pieper
recordé una sorprendente – y maravillosa – cita del Aquinate comentando el
Libro I de la Metafísica. Esta entrada no es sino una glosa de aquella glosa.
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(διό καί ό φιλόμυθος φιλόσοφός πώς έστιν' ό γάρ μύθος σύγκειται έκ θαυμασίων)- (Aristóteles, Metafísica, 982b, 18-19). (“Por eso también el que ama los mitos es en cierto modo filósofo, pues el mito se compone de elementos maravillosos”).
“Quare et philomythes philosophus aliqualiter est. Fabula namque ex miris constituitur”. (Traducción de Guillermo de Moerbeke, siglo XIII). (“Por ello también el amigo de los mitos es de alguna manera filósofo, pues la fábula se compone de cosas maravillosas”).
“Et ex quo admiratio fuit causa inducens ad philosophiam, patet quod philosophus est aliquiter philomythes, idest amator fabulae, quod proprio est poetarum" (Santo Tomás de Aquino, In XII Libros Metaphysicorum Comentarium, I, i, 55). (“También por el hecho de que la admiración fue la causa que condujo a la filosofía, es evidente que el filósofo es de alguna manera amigo de los mitos, esto es amante de la fábula, que es lo propio de los poetas”).
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En mi Oficio de lectura,
frente a Dionisio me pondré bajo el patrocinio de Hermes.
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